sábado, 27 de diciembre de 2014

COMO VOTAR PARA EL CONSEJO CIUDADANO

COMO VOTAR PARA EL CONSEJO CIUDADANO

1º darte de alta, si aun no lo has hecho. (www.participa.podemos.info/es) En caso que ya estes, escribe tu usuario y contraseña.


2º Una vez entres te aparecera esta pantalla, pincha en la tecla verde “votar”

3º Lee de un vistazo y pincha “empezar a votar”

4º En esta pantalla hay dos columnas verticales (Secretario General y Consejo Ciudadano) y tres lineas horizontales (Candidatura no Agrupada; Somos Jerez y Reiventando Jerez). Para elegir tus preferidos debes de, por ejemplo, pinchar en “ver” en Candidatura no Agrupada. Si no pinchas en “ver” y lo haces sobre el nombre te saldra seleccionada todas las personas de esa lista ya marcada.
5º al pinchar en “ver” se te despliega todos los que forman esa lista, que este caso son los independientes. Marca quien desee, en este ejemplo Jose Abeledo. Como puedes elegir hasta un maximo de 20 consejeros, haz la misma operación con el “ver” de otra linea horizontal.
Para elegir al Secretario General, basta con que pinches sobre su nombre. Una vez elegidos quienes tu quieras pincha en continuar.


6º Te aparecera la lista de los seleccionados/as, en este caso yo solo a modo de ejemplo. Solamente te queda pinchar la franja verde en “Enviar el voto”. El proceso ha terminado. Te saldra otra pantalla diciendote que todo ha sido correcto y un enlace por si quieres tuitear tu eleccion.


Espero te sea util esta informacion. Para dudas me tienes en facebook (Jose Abeledo) o en guasap en el 686633623
Salud y gracias.

viernes, 12 de diciembre de 2014

EL MOLLETE Y EL COLETAS

Seguía poniendo el despertador por inercia. Hacía ya muchos años que su reloj biológico era mas exacto que el despertador de campana que un dia le regaló su mujer por Navidad. Uno de los pocos regalos que aceptó en su vida, no le gustaba recibir porque tampoco le gustaba regalar. Él consideraba que un regalo era algo muy personal y la gente regalaba mas bien por costumbre que por ganas, y eso a él, no le gustaba. Prefería un, felicidades con una sonrisa, que un, felicidades Amalio, rutinario y vacío, acompañado de un paquetito para rellenar lo que el corazón no sabía como hacer.
Se levantó descalzo con el pijama de franela, de los de antes, de lana, que empezó a usar después de la muerte de su esposa. El frío de su vacío lo llenó, por increible que parezca, con una prenda que compró en Salamanca por expresa insistencia de ella. El pijama y el recuerdo de aquel viaje era el mejor sustituto del calor que sentía cuando dormian juntos. Camino del baño, que recorría con la parsimonia del costalero cuando pasa por Carpintería Baja, le hizo caer en la cuenta de que un reloj de campana y un pijama de franela le unía mas que las múltiples fotos que por cualquier rincón de la casa se podían ver. “hay que joderse, las cosas de la mente” dijo en voz alta en la seguridad de que ya no tenía a nadie que le dijera ¡esa lengua Amalio!.

No la levantó para ver si se podía producir el milagro de una voz que le dijera “cochino, levanta la tapa”, frase que escuchó en su frente como si la escuchara en su oído. Se lavó la cara y mirándose al espejo se dió los buenos dias, añadiendo a continuación un “hay que joderse la que se ha liado con el coleta, cuando yo tenía una hace ya 50 años. Aquellos eran tiempos difíciles para llevar una coleta y no estos”.

El camino a la cocina fue mas rápido,salió del baño a la derecha, bordeó la mesa del salón a la derecha también, traspasó la puerta del salón, giró a la izquierda y entrando en la cocina, sacó el café, la leche, el azúcar, el tostador, el tomate, la cuchara y el cazo. En ese momento se paró haciendo un balance de la proeza y cogiendo el cuchillo repitió como quien zanja una cuestión. “ aquellos si que eran tiempos difíciles para llevar una cola en el pelo y no estos”.

El coleta le caía mal, no sabía si porque sentía envidia de su pelo o porque escuchaba cosas que no quería oir. Su hija, universitaria en paro sin independencia mucha mas allá del horizonte, le hablaba y le hablaba cada vez que asistía a una de esas reuniones que hacían los del coleta. Vitalista como su madre, la escuchaba porque le recordaba a su esposa de joven, pero no entendía bien todo lo que le decía.
Buenos dias, escuchó a su espalda. Respondió rutinariamente sin soltar el cuchillo que ya se disponía a abrir en canal el mollete de rigor. No se como puedes desayunar siempre los mismo. ¿no te cansas?. Sin levantar la vista soltó un “no” seco que no sorprendió a su hija. Ella, como cada vez que asistía a una reunión, empezó a contarle su vivencia de la tarde anterior. Pues ayer nos reunimos unos cuantos para ver como hacemos extensible nuestro círculo por los barrios, aunque yo creo que si eso no va acompañado de un empoderamiento de la gente nuestro esfuerzo quedaría en papel mojado. Por cierto, ¿sabes a quien vi allí?. Al hermano de David, el chico que venía por aquí y que te caía tan bien porque hablaba poco y escuchaba mucho. Lo contrario que tú le respondió con una sonrisa. Ella se fué para el baño hablando de esto y de aquello.
Una vez abierto el mollete, y satisfecho por el perfecto corte que le había dado, enchufó el tostador no sin antes poner el café, Aldia, desde el baño, como cada mañana, cantaba y cantaba. Como si fuera una obra de teatro ensayada cientos de veces, justo cuando se sentó a desayunar su hija también lo hizo.
Vamos a ver papi, ¿por que no te gusta él?.
¿Sabes que el mollete es de origen hebreo?. Yo pensaba que era un legado de los árabes.
¿qué árabes?. Papá, aquí nunca ha habido árabes, los primeros que llegaron, si acaso eran marroquíes, que por aquel entonces ni existía como nación. A partir de ahí todos eran andaluces, como tu y yo, pero de otra religión.
Bueno, al menos, aprovechastes los estudios.
Respóndeme.
Entonces, Los almohades, almorávides ¿de donde vinieron?. De ahí enfrente, pero como se quedaron se hicieron andaluces.
¿por qué no te vienes a una reunión de Podemos?
¡ estás loca!, ¿para escuchar tonterias?, lo que me faltaba. No los aguanto, no los soporto, mienten.
Papá, soy joven, pero no tonta. Tu no eres así de intransigente, ¿que te pasa?.
No soporto al coleta ese, he oido que piensa abrir las fronteras. ¡ Anda ya!. Piensa, piensa. Las fronteras son de Europa, no de España y eso se decide en Bruselas, no en Madrid. ¡pues yo lo he escuchado!. ¡ y lo que te queda por oir!.
Vertió aceite en el plato de tal manera que llenara el fondo por completo, le dió la vuelta a la mitad del mollete y lo dejó empapar, en un moviento brusco, pero calculado, le dió la vuelta y enseguida le puso la otra mitad encima. Aldia, mirándolo, le dijo: nunca me acostumbraré a verte hacer eso. Es una ceremonia que la veo desde que me cogistes en brazo y me mojaste la primera miga de pan en el aceite.
¿Cómo lo sabes?. Es imposible que te acuerdes. Me lo dijo mamá, hace tiempo.
¡te dijo tantas cosas!. Y también me dijo que aparentas lo que no eres. Que eres un hombre muy débil a pesar de tu aparente brusquedad, que eso es una coraza.
Para, para. Por favor. No soporto escuchar lo que te decía tu madre. Siempre me lo decía a mi. Eran sus palabras hacia mi y por tanto son mias, no tuyas.
Los ojos se le fueron poniendo brillantes, acuosos y empezaba a derrumbarse de nuevo, pero esta vez no estaba solo, estaba ante el espejo de su esposa joven. Hizo un esfuerzo, se tragó esa hombría que como una res, se la habían marcado de niño y mirándo a su hija de frente le dijo.
Mira Aldia. Desde el dia en que conocí a tu madre la he estado acompañando a muchos mítines..
...pero ella se quejaba de que no te interesaba lo que hacía.
Muy al contrario. Lo que pasa es que no tengo estudios, no se expresarme como ella lo hacía. Me embobaba ir a escucharla y ver como la gente le aplaudía y la admiraba. Me sentía muy orgulloso, pero no me atrevía a estar a su lado por mi timidez.
¡ Dios mío! Cuanto se quejaba ella, cuanto hubiera deseado verte en primera fila. Ella estaba muy orgullosa de ti, te amaba mucho. A todos se lo decía para que ninguno se atreviera a dar paso alguno.
No sabes cuanto me arrepiento no haberlo hecho. Lo mas triste es que estoy haciendo lo mismo contigo.
¿Cómo?. Si hija sí. No me lo puedo creer papá. Pero si yo estoy muy orgullosa de ti. Eres un hombre honrado, trabajador, solidario y un gran padre. Prométeme ahora mismo que no lo harás nunca más.
Mira hija te prometo que iré a cuantas reuniones me pidas. Sabes que no se expresarme, pero tu lo haces por mí.
De acuerdo papá, pero me acabas de decir que no soportas al coleta ni lo que dicen.
En parte, hija, en parte. A ese que va presumiendo de cola, la verdad no me cae bien, la cola hay que llevarla con gallardía y siempre va encorbado como si pidiera permiso para andar. ¿y lo que dice?
Lo que dice o decís, se lo vengo escuchando a tu madre desde hace muchos años. Para mi escuchar eso de nuevo es revivir el pasado con ella. A la vez os admiro y siento pena. Admiro por lo valientes que sois y pena porque tu madre no va a ver lo que vais a conseguir. Quiero que sigas en Podemos, quiero ayudarte, quiero hacer lo que nunca hice, quiero dejarme la piel para conseguir lo que tu madre no pudo, mandar a todos esos mal paridos a la cárcel y cuando llegue ese dia iré al cementerio, al que no he vuelto, y le diré que por fin lo consiguió, que nuestra hija tiene el futuro que ella no pudo darle.
Aldia , lo miraba con los ojos en lágrimas viendo a un padre que no conocía y que lo había tenido delante durante treinta años. Él, derrumbado por haber sacado la rabia que tantos años habia guardado no pudo resistirse por más tiempo y se abrazó llorando a su hija.
Cuando por fin pudieron recomponerse de tanta emoción vivida y como si no hubiera pasado nada dijo: Aldia el mollete se enfria. Ella sonriendo le dijo, te lo acepto, pero cambia ya el pijama.
Ambos rieron como hacía años no lo hacían.