jueves, 21 de abril de 2011

Con flores a María ..... la, la, la.




Recuerdo cuando estaba en La Salle, en la Alameda Cristina e iba obligatoriamente a misa a la iglesia de Santo Domingo. No había opción, ni me la planteaba, éramos católicos, apostólicos y romanos. Cuando llegaba el mes de María,  cantábamos y cantábamos aquellos de ... con flores a María que madre nuestra es...., pero que las compraba mi madre con mucha fé y poco dinero.
Era el decenio de los 60. El nacional catolicismo se pavoneaba por todos los rincones e impregnaba todo. Aquello fue una impronta para muchas generaciones y tanto que aun guardo como si fuera ayer en mi memoria, los rosarios cantandos por las calles de la Costancia a las 6 de la mañana.

Pero  gracias a Dios hubo una reconversión cuasi industrial. Los Torquemadas volvieron a las catacumbas con los colmillos retorcidos, y los tecnócratas del Opus Dei ocuparon el nicho ecoespiritual dejado por la especie que se extinguió. En la segunda reconversión cuasi industrial el Opus Dei fue desplazado por los neocatecumenales y neopusdeiensis, vistieron de Ralph Lauren, se pusieron sus Rayban de piloto, pero.... siguieron cantando aquello de ...con flores a María que madre nuestra es. Gracias a mi, se dijo Dios, todo ha cambiado para que nada cambie.
Las flores hoy en día ya no se llevan cantando en fila de dos por los niños de los colegios. Ahora en estos tiempos, las llevan las dirigentes políticas con la marca del partido que cree tener el monopolio de la Fé. Así y solo así se comprende que la sra. Pelayo en un ataque de demostración de falsa fé pública, halla puesto un lacito azul, con la tarjetita del PP y los vaya regalando por las hermandades. Ya no las lleva a la Virgen María para que le ayude a ganar las elecciones, sino a los cofrades para recordarles que ellos y solo ellos, son los católicos, apostólicos romanos, el resto es la caterva agnóstica que no merece el voto de los hombres y mujeres de buena Fé.

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